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jueves, 19 de enero de 2017

El genocidio permanente

Los pueblos originarios de América han sido despojados de su cultura, religión, territorio y derechos.
Fueron sometidos a las leyes de los invasores europeos que los condenaron a la pobreza y al olvido.
Cada tanto estos pueblos se levantan de esa fosa donde la "civilización" blanca y europeizante pretende confinarlos y es allí donde se los apunta como delincuentes o terroristas. Criminalizar a los pueblos originarios es una práctica habitual de los blancos para justificar una represalia que incluye ocupación de sus tierras y hasta el genocidio.
El caso de Leonard Peltier (foto) es ejemplificador. Peltier es integrante de la comunidad Lakota Sioux, un pueblo originario de Norteamérica cuya reserva ocupa las peores tierras de Dakota en EEUU.
En los años '70, mientras se desarrollaba la infausta Guerra de Vietnam, el gobierno de Richard Nixon también se preocupaba por los reclamos de los Lakota. Eran años donde los negros habían conseguido algunos avances (como así el asesinato de muchos de sus líderes), pero los pueblos originarios permanecían en el atraso y la pobreza.
La criminalización de los indios americanos es histórica y cultural, basta recorrer la filmografía de los westerns donde los indios son desalmados forajidos que invaden los pueblos de los "inocentes" vaqueros provocando destrozos, robando, asesinando y secuestrando mujeres blancas. Acciones que ameritaban una venganza ejemplar, o sea, una matanza atroz de indios a quienes se presentaba como salvajes por naturaleza, incorregibles.
El caso Peltier conformaría una especie de Western moderno. Un automóvil ocupado por 2 agentes del FBI ingresa a la reserva de los Lakota so excusa de perseguir un coche presuntamente ocupado por un aborigen acusado de un robo fuera de la reserva. Al no identificarse como agentes del FBI, se produce un tiroteo con los habitantes de la reserva y los 2 agentes mueren. Esto provoca un hostigamiento del gobierno a la reserva para hallar a los culpables y con pruebas endebles y múltiples irregularidades se encuentra culpable al líder tradicionalista de la reserva Leonar Peltier quien lleva casi 4 décadas preso.

Por ahora la versión solo está en inglés.

Las reservas aborígenes de EEUU suelen estar conformadas por sectores tradicionalistas (reticentes a asimilar la cultura blanca, defensores de sus orígenes y en general enfrentados al gobierno) y los reformistas (asimilados al estilo de vida occidental y complacientes con Washington, una especie de indios civilizados y buenos). Obviamente poco se sabe de los asesinos de múltiples habitantes de la reserva, casualmente miembros del sector más tradicionalista de la misma.

En Sudamérica pasa lo mismo
Machi  Francisca Linconao
Por estos días en Argentina se habla de la irregular detención de la dirigente indígena Milagro Sala acusada de múltiples delitos pero lleva un año presa sin juicio previo, además en la Patagonia se registró una feroz represión policial contra los mapuches a quienes se acusa de ladrones. Pero claro, este pueblo denuncia la ocupación de sus territorios históricos por parte de ricos terratenientes, muchos de ellos extranjeros (como el caso del británico Joe Lewis o el italiano Luciano Bennetton), es que en Argentina basta que un trajeado escribano pase por el pueblo aborigen reclamando la tierra para un cliente suyo con una escritura en su poder. Los pobladores, generalmente poco asesorados en cuestiones legales no tienen más opciones que abandonar sus tierras o resistir y correr el riesgo de ser reprimidos por las fuerzas policiales. La connivencia entre gobiernos, juzgados, terratenientes y fuerzas de seguridad es histórica.
También en Chile la persecución a los mapuches tiene larga data, el número de integrantes de esa comunidad que fueron privados de su libertad ya se cuentan por centenares desde la vuelta a la democracia. El ex presidente Sebastián Piñera los acusó de "terroristas" e impulsó leyes para perseguirlos por tener, según él, esta actividad. El gobierno ¿progresista? de Michelle Bachelet tampoco es garantía para los mapuches, no hay ningún tipo de amnistía o perdón como si existió para los jerarcas del pinochetismo quienes no estuvieron ni 5 minutos en una cárcel.
En 2013 murieron tras una explosión 2 colonos suizos, Werner Luchsinger y Vivian Mackay, de la Patagonia chilena. El confuso episodio fue considerado un atentado, y como en el caso de Sala y Peltier, reuniendo pruebas sospechosas y con testigos poco creíbles, se encarceló a los mapuches Francisca Linconao y Celestino Córdova. Vale aclarar que bajo la ley antiterrorista de Piñera, Córdova ya había sido encarcelado con anterioridad.
Los delitos que les endilgan se van sucediendo, en todos los casos aparecen acusaciones nuevas para prolongar el encierro. Gobiernos y cortes tanto chilenas como argentinas desoyen los reclamos de organismos internacionales y defensores de DDHH por la libertad de estos dirigentes.
Antes era la lanza y la cruz, luego vinieron los Winchester y Remington, hoy son las cárceles y los fal, la Maldición de Malinche parece haber aparecido para quedarse.


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