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lunes, 22 de febrero de 2016

Corea del Norte: Ese infierno necesario para creer que somos buenos

¿Podemos aislarnos del rebaño y que nadie nos moleste? Forjar una forma de vida apartada de la elegida por la mayoría suele ser molesto y no pasa desapercibido. La intolerancia se hace evidente ante aquellos que no optan por lo que consideramos correcto y es allí donde se evidencian las difamaciones y exageraciones para demostrar que el díscolo está equivocado por elegir no ser como nosotros.
Esto que muchas veces se aplica a personas por razones religiosas, ideológicas o convicciones morales se evidencia también para los países, aquellos estados que no se ajustan al estilo de gobierno dentro de los parámetros fijados por la ideología dominante suelen cargar con toda clase de prejuicios y condenas. En el mundo de hoy, los países son cuestionados más por razones de forma que de fondo, en algunos países se puede hostigar, perseguir y hasta masacrar a ciertos sectores de la población sin que esto amerite el menor rechazo de la comunidad internacional siempre que estos países adopten el criterio de democracia que las potencias occidentales proponen, caso contrario, si un país decide aislarse, creer en otra forma de gobierno, respetar otra corriente ideológica o religiosa, puede ser sancionado política y económicamente e incluso puede ser invadido luego de campañas de difamación que predispongan a la sociedad a que la única salida es bélica.

Corea del Norte, el país que más se critica y menos se conoce
Corea es una península en Extremo Oriente rodeada por potencias poderosas como China, Japón y Rusia. Históricamente este territorio sufrió el sometimiento de sus vecinos hasta que logró transformarse en un estado independiente luego de la Segunda Guerra Mundial y de la Guerra de Corea. Los últimos en controlar Corea fueron los japoneses que son recordados en la península por cometer toda clase de vejaciones contra la población local. Derrotado el imperio japonés en la SGM,  Corea cayó bajo el tironeo ideológico entre la URSS/China y EEUU, la Guerra de Corea (1950-53) fue una vergüenza para EEUU, los héroes de la SGM no pudieron someter a Corea del Norte que, con apoyo de China, se mantuvo bajo la órbita comunista.
Desde ese entonces la península se halla dividida por el paralelo 38, al sur la Corea Capitalista, que es mostrada como ejemplo de un país que adquirió un notable desarrollo gracias al esfuerzo de su población, es obvio decir que el aval económico de EEUU que sostiene ese desarrollo es convenientemente omitido. Al norte está el país sobre el que se vertieron toda clase de críticas, gran parte de ellas no verificadas o directamente falsas.
Corea del Norte viene siendo gobernada por la dinastía Kim: Kim Il-Sun, Kim Jong-Il y Kim Jong-Un. Estos líderes crearon y propagaron la filosofía Juche, una forma coreana de ver el socialismo mezclada con tradiciones locales que se asemeja mucho a un dogmatismo religioso. La escasa comprensión que tenemos en Occidente, sumada a la mala fama permanentemente alimentada, sobre la devoción que tienen los norcoreanos por estos líderes, nos hace proclives a la opinión negativa. La cultura capitalista nos lleva a cuestionar estos regímenes y estos comportamientos, lejos de comprenderlos mínimamente.
Movimientos durante la Guerra de Corea

La hinchada de Corea corea "Corea!"
Nobleza obliga, así como EEUU sostiene al sur, China es fundamental para la permanencia de Corea del Norte en su status, el papel chino en la Guerra de Corea fue fundamental a fin de evitar tener un enclave estadounidense en su propia frontera, para China (y en cierta forma para Rusia), Corea del Norte sirve para mantener alejado a EEUU de su frontera.
China a su vez provee a los norcoreanos de productos que no podrían recibir debido a los sucesivos bloqueos económicos que occidente y aliados le aplican a Pyongyang, en la frontera chino-norcoreana abunda el contrabando.
Aún así, al país se le hace dificultoso cubrir las necesidades energéticas. La estrategia de los embargos económicos causantes de diversas falencias, sirven para argüir la inviabilidad de sistemas político-económicos alternativos. Esta metodología también fue aplicada a Cuba.

Nadie está exento de propagandas
¿La democracia es poder elegir cualquier corte de pelo o cualquier religión, pero no la forma de gobierno o la adoración a un líder político? El estereotipo de dictadura forma parte del discurso de propaganda según el cual el concepto de democracia está indisolublemente ligado al de libre mercado. Las democracias capitalistas cuestionan a aquellos gobiernos donde el Estado cubre el papel del mercado e incluso de la religión. Por ello no es de extrañar que muchos religiosos se opongan a cualquier ideología a la izquierda del socialismo aunque ningún texto sagrado las cuestione (al contrario, es más probable que las promueva).
Las democracias capitalistas occidentales son afines a estados pequeños (el neoliberalismo propone un estado pasivo, no interventor, que impulse las condiciones para que los privados se enriquezcan) en estos países el estado suele pasar desapercibido, la propaganda queda a cargo de empresas privadas (medios de comunicación) y los mensajes que abundan por las calles corresponden a publicidad de otras empresas privadas fomentando el consumismo. En la mayor parte del mundo capitalista los gobiernos están sujetos al humor de las grandes empresas locales y multinacionales que funcionan como un supra poder que no se somete a la elección del pueblo y definen la realidad política de muchos países. Un estado protagonista resta espacio a este "mundo privado" que se siente interlocutor exclusivo de la sociedad de la que vive, líderes políticos demasiado admirados por el pueblo también molestan a los credos, los líderes religiosos necesitan que el refugio espiritual de poblaciones frustradas sean los templos religiosos y no los entes estatales. Si el estado resuelve todos los problemas terrenales, ¿para que necesitamos a dios?


Un juego en el que participamos todos: el de la propaganda
Álvaro Longoria realizó este interesante documental donde se aprecian todas las miradas, desde las exageradas denuncias en contra del régimen donde no faltan torturas, ejecuciones masivas, canibalismo y trabajos forzados, hasta una devoción casi religiosa por los partidarios de la dinastía Kim a quienes tratan como los "padres" de todos los norcoreanos. Sin ocultar un sutil reparo contra el gobierno norcoreano, es loable que Longoria decidiera conocer este misterioso país y consultara diversas opiniones sin caer en golpes bajos.

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