La verdad, aunque esté en minoría, sigue siendo la verdad...

La burguesía disfraza su propio interés particular, para que de tal forma, ese interés particular forme parte del interes general

sábado, 15 de noviembre de 2014

La historia de la Nación, ¿es la historia que cuenta La Nación?


Toda clase dirigente que se precie de tal necesita controlar la palabra, marcar una "agenda", decidiendo de qué temas debe ocuparse la sociedad. De esta forma se le hace sencillo trasladar sus inquietudes de clase a sectores postergados bajo disfraces que le permitan ganar adhesiones en los sectores que esta misma clase oprime y explota.
El diario La Nación es el periódico argentino más longevo, fundado por el ex Presidente y militar Bartolomé Mitre, fue el medio que se encargó de contar la historia argentina a través de sus páginas... desde la particular perspectiva de la aristocracia local.
¿Quién compone esta aristocracia? Principalmente sectores vinculados al comercio agro ganadero, como la Sociedad Rural Argentina cuyos reclamos encuentran rápido eco en las páginas de La Nación. En la actualidad, se suman sectores industriales argentinos al sector adinerado que califica la acción de un gobierno (argentino o extranjero) como buena siempre que beneficie a los de su clase.

Estos sectores oligárquicos, que fueron bien caracterizados en La Hora de los Hornos, han logrado por casi siglo y medio hacer oír su voz, imponer sus próceres y referentes, hacerle creer al pueblo que la patria está bien representada por el capitalista que vive del campo por medio de este periódico que en sus principios defendía el partido hegemónico (Partido Autonomista) conservador y afín a los intereses portuarios de Buenos Aires en detrimento del interior y de los terratenientes que el mismo diario empezó a definir con el eufemismo de "El Campo".
Julio Saguier, actual dueño
                                                                                                                Éste es el típico diario  que "baja línea" continuamente. Todas las notas tienen un tinte halagador (a todas las noticias a favor del libre mercado, de leyes represivas en lo social y liberales en lo económico) o condenatorio hasta el extremo del exabrupto, La Nación ha catalogado gobiernos democráticos como dictaduras bajo la muy particular definición que suelen tener las oligarquías de la democracia: no es democrático ningún gobierno que recorte privilegios a los más adinerados para mejorar la situación (aunque sea mínimamente) social y económica de los más postergados. Tal definición de democracia es inexistente en cualquier texto político serio, pero logran imponerla porque son los dueños del discurso, cualquier noticia publicada en este diario está entre las más difundidas y repetidas, los principales motores de búsqueda refieren siempre en primeros lugares a lo publicado en este medio desde su elitista perspectiva. La Nación también se caracteriza por repetir a medios afines instalando sus "verdades" a través de la repetición de noticias difundidas por medios serios según su referencia.

Bartolomé Mitre, descendiente del fundador, actual director.
El legado de los Mitre es aún pesado. En Argentina se habla de Historia Mitrista en referencia al relato histórico oficial, muchas veces reproducido por el mismo diario familiar. Esta historia eleva al lugar de próceres inmaculados a miembros de la oligarquía argentina, refiere como "Campaña del Desierto" al genocido patagónico (bien investigado por Osvaldo Bayer en Awka Liuén), momento histórico en que la clase dirigente argentina más se enriqueció con la usurpación de tierras sureñas. El papel de este diario también ha sido penoso en los golpes militares, defendiéndolos a tal punto que aún hoy donde les cuesta quitarle el mote de "proceso" a la última dictadura argentina.
La clase dominante para la que este diario se expresa se cree el país, se cree poseedora de la nacionalidad y por ello merecedora de privilegios. Ésta oligarquía no concibe a los sectores que explota como receptores de derechos, siempre quiere más, silenciando a los sectores despojados, justo esos sectores que nunca tuvieron eco en el diario de los Mitre.
 
Bartolomé Mitre, fundador de La Nación

Hoy este periódico es el segundo más vendido de la Argentina, consumido por sectores medios y altos siempre se jactó de ser "tribuna de doctrina" de los sectores prebendarios de la economía principalmente radicados en Buenos Aires.
La postura de La Nación con respecto a los gobiernos progresistas es inflexiblemente reaccionaria, en particular contra el ciclo de Néstor Kirchner-Cristina Fernández a quienes han criticado desde el primer momento por no seguir las políticas afines al neoliberalismo que el diario aprueba. No es de extrañar que durante años los candidatos a presidentes de la Argentina se presentaron con los jefes de redacción de La Nación para recibir buenas crónicas del diario siempre que prometan seguir las doctrinas que el diario pretende para su clase. Candidatos de la oposición actualmente se suelen reunir con representantes de esta clase de medios hegemónicos.
En estos años trascendieron las operaciones de desestabilización del diario junto con la deuda al fisco que éste tiene y que gracias a la justicia (el poder más aristocrático de la Argentina) lleva sin pagar ya más de 12 años, también se dió repercusión a la forma en que la dictadura de Jorge Rafael Videla le otorgó a La Nación el poder de la empresa Papel Prensa (junto a Clarín) tras la tortura de su verdadera dueña Lidia Papaleo. Tenemos otra demostración de que la justicia es severa con los pobres y extremadamente complicada a la hora de fallar en contra de los poderosos.
La Nación es el diario del poder, aunque muchos de sus inocentes lectores no se han dado cuenta y crean que el poder se cambia cada 4 años.