La verdad, aunque esté en minoría, sigue siendo la verdad...

La burguesía disfraza su propio interés particular, para que de tal forma, ese interés particular forme parte del interes general

lunes, 28 de julio de 2014

La crisis no es solo griega

Por estos días una de las noticias del mundo económico es la presión judicial de fondos de inversión denominados holdouts, más conocidos popularmente como Fondos Buitre, sobre la Argentina para que pague el valor nominal de su deuda. Estos fondos se caracterizan por comprar deuda a muy bajo costo de países en crisis y luego reclamarla por la totalidad de su valor nominal más los interesas de la mora.
Estados como Perú o Liberia han sufrido las presiones de estos fondos que se aprovechan de los muy buenos contactos judiciales con que cuentan en los países (en general de la Unión Europea o EEUU) donde se resuelven los conflictos entre los países deudores y sus acreedores.

La deuda Odiosa
Presidente de Ecuador Rafael Correa
Este concepto fue estudiado largamente a través de la historia, muchos países han logrado demostrar que parte de su deuda externa es ilegítima. Los fundamentos de la deuda odiosa o ilegal son:

  1. Que el préstamo sea pedido sin el permiso del pueblo o deliberadamente a espaldas del mismo.
  2. Que el dinero se utilice en gastos que no consistan en inversiones provechosas para la mayoría de la población (inversión social).
  3. Que el prestamista conozca las razones anteriores y se haga el desentendido, su plan es prestar dinero y que se le devuelva con altos intereses sin preocuparse en qué fue destinado.
La última quizás sea más una regla que una rareza, pocas veces el FMI, el Banco Mundial, el Banco Central Europeo o el Club de París se preocupan en que el dinero prestado se destine a beneficios para el pueblo del país deudor, aún más, ha ocurrido en múltiples ocasiones que estos entes financieros prestaron dinero a países en crisis bajo la condición de que éste sea utilizado de determinada manera, por lo general con fines ajenos a las urgencias sociales. Por esto, los auditores de estos organismos visitan a los países deudores para verificar que cumplen con lo pactado, es así como el dinero de los préstamos se gasta en carreteras, aeropuertos o acondicionamiento de barrios cerrados mientras las escuelas, los salarios y hospitales se caen a pedazos y la desocupación aumenta.
El caso griego es flagrante, varios préstamos otorgados al país debían destinarse a gasto militar y a mejorar accesos o facilidades para las multinacionales (mayoritariamente alemanas) instaladas en Grecia. Con suerte si de eso sobra algo para repartirle al pueblo en algo que valga la pena.
Algunas veces el concepto de deuda ilegal o no reconocida, fue utilizado por potencias invasoras para no pagar las deudas de los países invadidos. También el condonamiento de deuda se ha utilizado excepcionalmente para conseguir algo a cambio del país beneficiado y como algo que el acreedor concede sin pedido expreso del país deudor, no sea cosa que otros estados pretendan lo mismo.
Fue Rafael Correa en Ecuador quien se animó a auditar la deuda con un comité de notables, ajeno al mundo financiero neoliberal y consiguió un importante recorte de la deuda externa eliminando la que fue probada como ilegal.

El caso argentino
Sin embargo no siempre se tiene el mismo resultado que en Ecuador, la República Argentina hizo algún intento por determinar qué parte de su deuda era ilegítima en los años '80 del siglo pasado, argumentos había de sobra, la deuda externa se incrementó un 364% durante la dictadura militar de 1976-83 en gran parte porque se nacionalizó deuda de empresas privadas (Celulosa, Banco de Italia, Alpargatas, Grupo Clarín, Perez Companc, Acindar, etc.) que habían hecho buenas migas con la junta de dictadores y sus sucesores (Videla-Massera-Agosti, Viola, Galtieri y Bignone), según la opinión del economista argentino Alejandro Olmos, una deuda contraída por una dictadura jamás podía ser considerada legal, sin embargo los intentos por declararla ilegal durante el primer gobierno democrático de Raúl Alfonsín (1983-89) fueron frustrados por las presiones del poderoso empresariado enriquecido durante la dictadura, por el debilitamiento político del gobierno por las conspiraciones militares desde dentro y por el factor externo liderado por el FMI y los EEUU que dieron por tierra con el plan de Alfonsín de formar un club de países deudores.
La deuda argentina siguió creciendo durante la etapa neoliberal liderada por Carlos Menem (1989-99) gracias a que el crédito exterior y no la producción, mantenían la convertibilidad del peso al dólar 1 a 1 y cierta estabilidad en los precios de igual forma que congelaba salarios y jubilaciones, aumentaba la pobreza y desocupación y destrozaba la otrora incipiente industria argentina.
Esto derivó en la crisis del 2001, la renuncia del entonces Presidente Fernando de la Rúa y el posterior default (cesación de pagos a acreedores).
Luego de años críticos y de una falta de pago que alejó a la Argentina del crédito internacional, el gobierno de Néstor Kirchner consiguió una fuerte quita de la deuda (aceptada por un 92% de los bonistas) y una cancelación de la deuda con el FMI.
Sin embargo ese casi 8% que no aceptó la reestructuración de la deuda está conformado por los mencionados fondos buitres ha conseguido a través de la justicia de EEUU presionar a la Argentina para que el país le pague la totalidad de la deuda, en caso de que el gobierno acate la decisión se podría dar que todos los demás acreedores (incluidos los que aceptaron la quita) exijan el pago original mediante juicios, con lo cual todo el esfuerzo de estos años habría sido en vano.
¿Es correcto que un país retorne a una etapa de crisis por honrar sus deudas? ¿se debe privilegiar la deuda externa o la interna? El riesgo de esta situación proviene del privilegio de que gozan los capitalistas en el sistema actual por sobre los intereses populares, mientras los acreedores no están dispuestos a esperar por el pago de la deuda, ni a someterse a una quita, los pueblos oprimidos parecen condenados a una eterna miseria cuya solución no es prioridad para los mercados.

El mercado es para pocos y las perdidas para todos

La deuda externa siempre es una preocupación porque condiciona las finanzas de los países, resta soberanía. Los gobiernos terminan siendo administradores de la deuda en vez de beneficiar óptimamente a su pueblo.
El sistema financiero está terriblemente equivocado, la especulación es premiada y protegida. Los estados son condenados a someter sus intereses a los de las multinacionales: una empresa que denuncia a un estado por incumplimiento debe ser indemnizada por éste, mientras que cuando un estado no está conforme con el accionar de una empresa debe indemnizarla para excluirla del negocio (por ejemplo, caso Repsol en Argentina). Los tribunales financieros como el CIADI suelen tener mayor debilidad por las empresas a la hora de resolver diferendos entre multinacionales y estados.
A esto se suma un dominio discursivo de los poderes financieros que siempre pretenden tener razón. Se busca culpar a los estados deudores por incumplidores, por no seguir con las recetas del mercado, por tener políticos corruptos, por no desarrollarse, todos pecados que el mismo mercado fomentó. Nadie cuestiona la usura de los organismos de crédito, la explotación de las multinacionales ni a los tecnócratas neoliberales que parecen gozar de impunidad absoluta.

La fiesta hay que pagarla?
Desde hace unos años es notoria la crisis que somete a algunos países de la Unión Europea que ingresaron a la zona Euro creyendo en el sueño neoliberal. Sin duda hubo algunos años de bonanza, es la llamada "burbuja" donde se consiguen ciertos progresos superficiales, un aparente bienestar y ciertos lujos que hacen creer a muchos en que el sueño de haber llegado al Primer mundo se hizo realidad. Pero a eso no deja de ser una fantasía  a menos que esa situación se sostenga con trabajo y producción, sino más tarde o más temprano la burbuja revienta.
Esa fantasía no es gratuita, las mieles neoliberales mientras duran seducen a la clase media con lujos nunca antes vistos, permiten el enriquecimiento rápido de grandes empresas y desfalcos de toda índole se sostiene en base a deuda mientras se silencia la destrucción de la industria local y como siempre, se oculta la creciente pobreza.
Así llegamos a la situación de los países industrialmente menos desarrollados de Europa: Portugal, Irlanda, Grecia y España (por sus siglas en ingles, los llamados "PIGS", que también quiere decir cerdos en ese idioma), que son señalados por las potencias presentadas como "serias" como países endeudados y en crisis por tener poca afinidad con el trabajo, por vagos, corruptos o ineficientes. Políticos de países del norte de Europa son proclives a culpar a estos estados por su propia desgracia, nunca van a confesar que empresas de esos países "serios" han provocado esa situación, sin hablar de la presión de los organismos financieros continentales, más preocupados por proteger los privilegios de los empresarios que por el bienestar de los ciudadanos.

El documental griego que aquí les presentamos se llama "Deudocracia" (2011) y se difunde gratuitamente por internet bajo el consentimiento de sus autores  Katerina Kitidi y Aris Chatzistefanou, todo el mundo debe conocer la trampa del neoliberalismo, de quiénes son los verdaderos ladrones del futuro de los pueblos.