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domingo, 2 de junio de 2013

Un colonialismo incoveniente

El Tíbet es una extensa región de Asia central actualmente dentro del territorio chino. Muchos se refieren a este territorio como "el techo del mundo" porque el Tíbet es una meseta situada a no menos de 4000 metros de altura sobre los montes Himalaya.
Se suele hablar cada tanto de esta región como un territorio ocupado por China donde se cometen espantosas violaciones a los derechos humanos pero poco se observan la clase de intereses que persiguen quienes critican el colonialismo chino del Tíbet.
La historia dice que el Tíbet fue por siglos un estado feudal donde los dueños de las tierras eran una minoría de la población conformada por las familias nobles y los monjes budistas, mientras que el resto de los tibetanos estaban sometidos a la servidumbre por parte de estos terratenientes. Esta región históricamente fue controlada por lamas, líderes religiosos locales de muy buena posición económica y grandes terratenientes.
Los lazos entre China y Tíbet datan desde el siglo XIII (sino de antes), muchas veces por ser ambas regiones integrantes del imperio mongol, o bien porque Tíbet quedaba bajo la tutela de alguna dinastía china siempre como un territorio autónomo, es decir, los lamas seguían siendo los administradores locales gozando de todos sus privilegios, pero debían tributar ante un monarca superior mongol (fue el líder tribal mongol Althan Khan quien fomentó el liderazgo de los Dalai Lama) o chino (la dinastía Ming tenía injerencia en Tíbet durante el siglo XIII).
El dominio chino sobre Tíbet se extendió con no pocos roces, hasta principios del siglo XX, cuando los británicos consiguieron crear un protectorado en Tíbet que les permitió conectar este territorio con la por entonces colonia de la India. Por esos años China estaba sojuzgada por las potencias europeas y era muy débil para hacerles frente. Además los rusos siempre tuvieron interés en este territorio pero nunca llegaron a dominarlo. Por su parte, los tibetanos nunca sintieron familiaridad con los ingleses a quienes rechazaban, por esto, y por la dificultosa geografía, los ingleses consiguieron un dominio parcial del Tíbet, mucho más limitado que el que tenían en India. Lo que ha quedado del dominio inglés del Tíbet es la perdida de la región de Arunachal Pradesh que los británicos se la pasaron a la India y que hoy es un conflicto abierto entre China, que aspira a que se le devuelva ese territorio y la India.
Con los años el statu quo del Tíbet iba cambiando entre períodos de mayor o menor autonomía pero fue luego del ascenso de Mao Tse Tung cuando los señores feudales tibetanos se revelaron contra la revolución maoísta y durante los años 50 comenzaron a conspirar contra el poder de Pekín con ayuda de las agencias de seguridad y espionaje de los EEUU (primero la American Office of Strategic Services (OSS) y luego su sucesora, la CIA). y finalmente en 1957 declaran la independencia del Tíbet. China nunca reconoció la independencia plena de esta región. Esto dio lugar a que el ejercito rojo llegara hasta Lhasa, capital de Tíbet, y reprimiera ferozmente a los sediciosos ocasionando un gran número de bajas.

A partir de este hecho fue que el 14° Dalai Lama llamado Tenzin Gyatso, proveniente de una acaudalada familia tibetana decide exiliarse en India. Desde ese momento en adelante, este Lama se convirtió en un "niño mimado" de los EEUU. Se sospecha mucho sobre sus contactos actuales con la CIA y sobre la financiación de sus viajes por el mundo denostando al gobierno chino.
Como se aprecia en la imagen de la residencia del Dalai Lama en India, este hombre vive en la opulencia y ha sido condecorado por países como EEUU, Reino Unido y Canadá que paradójicamente se muestran "preocupados" por la falta de libertad en el Tíbet.
Es extraño, justamente esos países no se preocupan de la misma manera por otros estados sometidos como Palestina por Israel, Sahara Occidental por Marruecos, Kurdistán por Turquía, ni tampoco por colonias que ilegalmente usurpan como las Malvinas, Gibraltar o Guantanamo en pleno territorio cubano.
El Lama logró sumar a su causa a miembros del jet set como Richard Gere o el propagandista pro yanqui Harrison Ford. También en la popular serie animada "Los Simpsons", el personaje de Lisa (supuestamente la más progresista de la familia) bajo la excusa de su conversión al budismo, reclama en no pocos capítulos por la libertad de Tíbet, nunca vi que esa serie se preocupe por el bloqueo a Cuba o por la libertad que también merecen iraquíes y afganos.
El tema religioso también es una trampa, aún se discute si el budismo es una religión puesto que algunos lo consideran más bien una filosofía de vida que puede ser practicada incluso por no budistas puesto que no implica conflictos de fe. Algunas técnicas relacionadas con el budismo como el yoga, la meditación o el reiki son practicadas por mucha gente sin que se les exija una "conversión". El budismo tibetano es sólo una rama del budismo que tiene un líder espiritual que a su vez es el líder de Tíbet y que la propaganda yanqui se esmeró en equiparar con otros líderes espirituales occidentales, como el Papa por ejemplo, para hacer más popular el reclamo del Lama y con poca comprensión de lo que es el budismo realmente y de su amplia gama de variedades. Pero claro, la rama tibetana es la más politizada y la más consumida por oligarquías occidentales que pagan fortunas por asistir a una conferencia del Dalai Lama.
Ahora muchos se rasgan las vestiduras por la "colonización china del Tíbet", un moderno ferrocarril que llega hasta Lhasa trae trabajadores de Pekín para trabajar en los yacimientos de cobre, oro, petroleo o litio (Tíbet es uno de los pocos lugares donde se consigue este mineral) y esto implica una perturbación demográfica en la región. Reitero, peores colonizaciones hubo en Sahara, Malvinas y Palestina y a nadie se le movió un pelo por defender a los estados perjudicados.
Más allá de que la represión china es indefendible, ignoro si el Tíbet se hubiera desarrollado manteniendo su viejo status feudal, si ponemos por ejemplo un país cercano como Bután, con características similares al Tíbet, su población ha vivido como en la Edad Media hasta entrado el siglo XXI... lo que si es cierto es que a las potencias occidentales les convendría influir sobre un débil estado oligárquico en vez de tener las riquezas del mismo administradas por una incómoda potencia económica, política y militar como China.

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